Este pasado domingo en una de las varias actividades que he compartido con vecinos de la ciudad, comprobé como algunas de las personas que se acercaron a saludarme venían con la labia incandescente. Un vecino ya mayor, y al que no veía desde hacía mucho tiempo, se me acercó con ese aire de respeto que siempre traen los que han vivido mucho. “Vaya palos están soltando los de Telemadrid”, me dijo. Y visto lo visto las últimas semanas no pude quitarle la razón.
El ruido interesado que han creado en las últimas semanas creo que supera el ejercicio legítimo (y necesario) de la crítica. Soy un abierto defensor de la libertad de opinión e información. Creo que es uno de los aspectos imprescindibles en la vida política y nos dirige a la senda que sirve para avanzar y que mejore nuestro entorno. Pero cuando las críticas se basan en hechos tergiversados y en datos retorcidos convenientemente entramos en un universo resbaladizo y fangoso.
Peor aún me parece que esas informaciones u opiniones tendenciosas procedan de quienes pretenden convertirse algún día en alternativa de gobierno. Ésos que precisamente no presentan ni una sola idea y que sólo se hayan cómodos en el “no a todo”; ésos que tienen como estrategia el cuanto peor para los vecinos, mejor para mis expectativas electorales; ésos que perdieron en las urnas y ahora pretenden ganar la partida mediática. Pírrico triunfo.
Unos y otros, el amo y la voz que es capaz de verbalizar lo que el patrón es incapaz de pensar, buscan en el ruido catódico una vía de afirmación. Si irresponsable me parece la actitud del amo, inadmisible es la del portavoz, al que pagamos entre todos, ya sirvamos a un color o a otro.
Pero esta reflexión me provoca otras más importantes y productivas. Me reafirman en mi posición de no escatimar esfuerzos en la defensa de la libertad, la transparencia y de aquellos principios que en unos breves minutos algunos "profesionales" de los "medios" han pisoteado sin pudor y sin analizar la repercusión futura de sus actos. Y para terminar, recordar lo que el nada sospechoso Luis Herrero comentó un día de su profesión: “Los periodistas deben criticar, pero no azotar a nadie”.
El ruido interesado que han creado en las últimas semanas creo que supera el ejercicio legítimo (y necesario) de la crítica. Soy un abierto defensor de la libertad de opinión e información. Creo que es uno de los aspectos imprescindibles en la vida política y nos dirige a la senda que sirve para avanzar y que mejore nuestro entorno. Pero cuando las críticas se basan en hechos tergiversados y en datos retorcidos convenientemente entramos en un universo resbaladizo y fangoso.
Peor aún me parece que esas informaciones u opiniones tendenciosas procedan de quienes pretenden convertirse algún día en alternativa de gobierno. Ésos que precisamente no presentan ni una sola idea y que sólo se hayan cómodos en el “no a todo”; ésos que tienen como estrategia el cuanto peor para los vecinos, mejor para mis expectativas electorales; ésos que perdieron en las urnas y ahora pretenden ganar la partida mediática. Pírrico triunfo.
Unos y otros, el amo y la voz que es capaz de verbalizar lo que el patrón es incapaz de pensar, buscan en el ruido catódico una vía de afirmación. Si irresponsable me parece la actitud del amo, inadmisible es la del portavoz, al que pagamos entre todos, ya sirvamos a un color o a otro.
Pero esta reflexión me provoca otras más importantes y productivas. Me reafirman en mi posición de no escatimar esfuerzos en la defensa de la libertad, la transparencia y de aquellos principios que en unos breves minutos algunos "profesionales" de los "medios" han pisoteado sin pudor y sin analizar la repercusión futura de sus actos. Y para terminar, recordar lo que el nada sospechoso Luis Herrero comentó un día de su profesión: “Los periodistas deben criticar, pero no azotar a nadie”.
los azotados somos los parleños con estos impuestos injustos y abusivos para lo que recibimos a cambio.
ResponderEliminarTelemadrid está manipulada y contaminada. ¡Qué triste realidad!. La Dama de Hierro, con su equipo de colaboradores, controla, vigila y autoriza hasta el último comentario que pueda aparecer.
ResponderEliminarDecepción para el pueblo de Madrid.
La derecha, propietaria del gran capital y dueña de muchos medios de comunicación, decide, además, actuar y minimizar nuestras escasa capacidad de comunicación.
¿Porqué no vamos a estar cabreados si es obvio que esa manipulación resulta altamente eficaz y reconduce voluntades de muchas personas indefensas?
solo se hayan cómodos en el "no a todo";......
ResponderEliminarsólo se hallan cómodos........