
Un amigo periodista me dice que una razón es que en estos periódicos pesa más lo local, lo más próximo, que en los llamados diarios nacionales, que son los que se hacen y leemos en Madrid. Pero pude constatar que, siendo cierta esa consideración, hay una forma de hacer política en la que los consistorios son más escuchados, son más valorados. Y eso, creo que nos debe mover a la reflexión tanto a los periodistas como a los políticos. Por no meterme donde no me llaman dejo a los periodistas que reflexionen, si quieren. Desde el punto de vista de la política me parece extraordinario que, por ejemplo, desde la Consejería de Sanidad del Gobierno Vasco se esté sopesando cómo dar más competencias a los ayuntamientos en materia de Sanidad. Esto ya está en estudio en una nueva ley nacional, pero desde el gobierno de Patxi López se sopesa las opciones de mejorar el trato al ciudadano dando competencias a los consistorios, las administraciones locales más próximas al vecino. ¿Se imaginan algo similar en la Comunidad de Madrid, donde se está desmantelando paulatinamente el sistema público de Salud?
Dejadme que ponga otro ejemplo. El ‘ararteko’, es decir el Defensor del Pueblo del País Vasco, pedía a las administraciones una mayor implicación en el cuidado a los mayores y pedía aumentar los recursos para cumplir con los objetivos de la Ley de Dependencia. Aquí en Madrid no tenemos defensor del pueblo, tampoco nos sirve la Ley de Dependencia, simplemente porque se ignora.
Me da envidia, qué queréis que os diga, que se encaren los problemas con tanto acierto. Aquí en Madrid, plantear algo similar es clamar en el desierto. Y todo por un asunto de color político. Ver cómo hay turismo de la dependencia, como se ha bautizado, es lamentable. Tener que empadronarse en Almería o en Toledo para poder acceder a las ayudas de la Ley de Dependencia porque en comunidades gobernadas por el PP hay una voluntad política de no cumplir una ley en vigor es algo que atenta contra la regla más básica del juego. Lo peor es que lo pagan los ciudadanos, ésos que nos pagan a los políticos.
Es verdad, viajando se aprende que la política se puede hacer en letras mayúsculas o en blanco y negro. Algunos podrían ir tomando nota, aunque sólo fuera de sus eslóganes, y asumir que entre todos sumamos más.