Una vez escuché a Luis Rojas Marcos, uno de nuestros doctores (psiquiatra) más internacionales, que decía que ‘viajar es una buena forma de aprender y de superar miedos’. Acabo de volver de una breve visita por el País Vasco, sitio al que siempre apetece volver. El caso es que como uno no puede desconectar ni cuando se toma un txikito, es uno de los males que afectan al político, pues leí con asombro varios periódicos que se publican en Euskadi. Leí los llamados diarios nacionales y los regionales o locales y en todos aprecié con sana envidia un detalle sorprendente. Los ayuntamientos tienen mucho más peso mediático que en Madrid.
Un amigo periodista me dice que una razón es que en estos periódicos pesa más lo local, lo más próximo, que en los llamados diarios nacionales, que son los que se hacen y leemos en Madrid. Pero pude constatar que, siendo cierta esa consideración, hay una forma de hacer política en la que los consistorios son más escuchados, son más valorados. Y eso, creo que nos debe mover a la reflexión tanto a los periodistas como a los políticos. Por no meterme donde no me llaman dejo a los periodistas que reflexionen, si quieren. Desde el punto de vista de la política me parece extraordinario que, por ejemplo, desde la Consejería de Sanidad del Gobierno Vasco se esté sopesando cómo dar más competencias a los ayuntamientos en materia de Sanidad. Esto ya está en estudio en una nueva ley nacional, pero desde el gobierno de Patxi López se sopesa las opciones de mejorar el trato al ciudadano dando competencias a los consistorios, las administraciones locales más próximas al vecino. ¿Se imaginan algo similar en la Comunidad de Madrid, donde se está desmantelando paulatinamente el sistema público de Salud?
Dejadme que ponga otro ejemplo. El ‘ararteko’, es decir el Defensor del Pueblo del País Vasco, pedía a las administraciones una mayor implicación en el cuidado a los mayores y pedía aumentar los recursos para cumplir con los objetivos de la Ley de Dependencia. Aquí en Madrid no tenemos defensor del pueblo, tampoco nos sirve la Ley de Dependencia, simplemente porque se ignora.
Un amigo periodista me dice que una razón es que en estos periódicos pesa más lo local, lo más próximo, que en los llamados diarios nacionales, que son los que se hacen y leemos en Madrid. Pero pude constatar que, siendo cierta esa consideración, hay una forma de hacer política en la que los consistorios son más escuchados, son más valorados. Y eso, creo que nos debe mover a la reflexión tanto a los periodistas como a los políticos. Por no meterme donde no me llaman dejo a los periodistas que reflexionen, si quieren. Desde el punto de vista de la política me parece extraordinario que, por ejemplo, desde la Consejería de Sanidad del Gobierno Vasco se esté sopesando cómo dar más competencias a los ayuntamientos en materia de Sanidad. Esto ya está en estudio en una nueva ley nacional, pero desde el gobierno de Patxi López se sopesa las opciones de mejorar el trato al ciudadano dando competencias a los consistorios, las administraciones locales más próximas al vecino. ¿Se imaginan algo similar en la Comunidad de Madrid, donde se está desmantelando paulatinamente el sistema público de Salud?
Dejadme que ponga otro ejemplo. El ‘ararteko’, es decir el Defensor del Pueblo del País Vasco, pedía a las administraciones una mayor implicación en el cuidado a los mayores y pedía aumentar los recursos para cumplir con los objetivos de la Ley de Dependencia. Aquí en Madrid no tenemos defensor del pueblo, tampoco nos sirve la Ley de Dependencia, simplemente porque se ignora.
Me da envidia, qué queréis que os diga, que se encaren los problemas con tanto acierto. Aquí en Madrid, plantear algo similar es clamar en el desierto. Y todo por un asunto de color político. Ver cómo hay turismo de la dependencia, como se ha bautizado, es lamentable. Tener que empadronarse en Almería o en Toledo para poder acceder a las ayudas de la Ley de Dependencia porque en comunidades gobernadas por el PP hay una voluntad política de no cumplir una ley en vigor es algo que atenta contra la regla más básica del juego. Lo peor es que lo pagan los ciudadanos, ésos que nos pagan a los políticos.
Es verdad, viajando se aprende que la política se puede hacer en letras mayúsculas o en blanco y negro. Algunos podrían ir tomando nota, aunque sólo fuera de sus eslóganes, y asumir que entre todos sumamos más.
Precisamente en el Pais Vasco es donde menos lecciones y recomendaciones de descentralizacion pueden dar, porque la cesion de poder a ciertos ayuntamientos de alli ya se sabe lo que implica: hacer fuertes a los batasunos y los amigos de los terroristas en ciertos bastiones, utilizando los recursos publicos para fines delictivos y miserables.
ResponderEliminarEs increíble que haya gente que asimile País Vasco con Batasuna. Es una visión de lo mas simplista y absurda.
ResponderEliminarYo soy andaluz y me irrita de igual forma cuando dicen que todos somos unos haraganes o que los madrileños unos chulos y prepotentes.
Mucho tendríamos que aprender en Madrid del magnífico pacto que han firmado las fuerzas nacionales dejando sus egos partidistas y apostando por el futuro de los vascos. Tomen nota.
No conozco bien Euskadi; pero desde este desconocimiento siempre he tenido la impresión que allí se vive la política mucho más que nosotros la vivimos; y se aprecia como algo más cercano al ciudadano y más participativa.
ResponderEliminarPor eso no es de extrañar que los órganos de decisión estén más cercanos a los residentes.
Tengo la impresión (desde mi total desconocimiento) de que la señora Aguirre pondrá la Ley de Dependencia en funcionamiento en nuestra comunidad.
Además con todos los cabos bien atados: GENERANDO NEGOCIO PARA ALGUNAS MACROEMPRESAS y, por ende, con una efeciencia y resultados más que dudosos.
Ya veréis como en nuestra Comunidad, al final, los beneficiarios habrán de costearse parte del servicio prestado.