Quiero retomar mi blog a colación del debate que se está
generando en numerosas instituciones de nuestra geografía sobre la deuda, las
inversiones pasadas y futuras, la austeridad o los recortes. Todo metido en una
coctelera puede, y en algunos casos así ocurre, producir un devastador y falso
debate sobre cómo debemos salir de esta crisis.
Es innegable que este país ha cambiado, centrémonos en
nuestra ciudad, os invito a que nos formulemos una pregunta: ¿Cómo éramos hace
escasamente unos años y cómo somos ahora?
Muchos sabéis que aún quedan asuntos, propuestas y proyectos
estratégicos pendientes en la ciudad. Es verdad y es tanto de justicia como de
sentido común reconocerlo. Pero también es cierto que el futuro de nuestra
ciudad pasa por nuestro pasado más reciente.
Un reciente pasado en el que las inversiones realizadas posibilitan
que hoy una ciudad de la segunda corona metropolitana de Madrid pueda ser
receptora de inversión y que como consecuencia inmediata, logre lo más preciado
en estos momentos: la activación económica de nuestro país y por lo tanto,
vislumbrar la salida de la crisis.
Es verdad que el movimiento de los inversores no será tan
trepidante como hace unos años ni será tan
rápido como nuestros deseos de prosperidad colectiva. Pero estoy convencido que
en breve lo veremos en Parla y la apuesta que hicimos para posicionar y
preparar esta ciudad para este viaje dará sus frutos. Frutos que no son otros
que contribuir a la recuperación de este
país.
Como ciudad debemos aportar nuestro granito de arena en lo
que debe consumir nuestras energías: combatir el desempleo.
Sin embargo, recuperar nuestro mercado laboral no vendrá
solamente de la mano de aquellos que arriesgan su dinero en la creación de
industria o comercio sino también de las instituciones si conseguimos el
equilibrio inteligente entre el binomio austeridad-crecimiento.
Una ecuación que no
parece fácil de resolver si analizamos todo lo que está ocurriendo. Lo que si yo tengo claro es que uno de los
aspectos de la solución es la inversión productiva por parte del sector público
para activar el crecimiento situando así de nuevo a nuestro país donde le
corresponde.
Eso ocurrió hace unos años en nuestra ciudad y posibilitó
que seamos lo que hoy somos y cómo seremos. La inversión pública ha logrado que
podamos estar en el centro de Madrid en cuarenta minutos en transporte público,
que se realicen más de seis millones de usos del transporte público municipal,
aumentando nuestras oportunidades como ciudad y como ciudadanos.
La inversión pública en infraestructuras culturales,
sociales y deportivas alberga a miles de usuarios todas las semanas. No solo
aportan diversión, formación y ocio…, aportan cohesión social, tener conciencia
de proyecto colectivo, relaciones personales, convivencia, crecer en valores si
hablamos de los más pequeños. Aportan actividad económica, como aportará la
ampliación del polígono industrial, que tanto esfuerzo inversor costó a esta
ciudad, o la creación del mercado municipal y el centro de ocio de Parla Este.
Estos son los proyectos en los que hemos puesto nuestras energías y que espero
que en breve comiencen a dar sus frutos. Proyectos que estoy convencido no
hubieran sido posibles, como otros que se han puesto en marcha, si en el reciente pasado no hubiéramos
realizado un esfuerzo de inversión pública.
Quiero terminar agradeciendo a mis convecinos su entereza en
estos momentos, su paciencia, su solidaridad con aquellos que más necesitan de
los demás y sobre todo, quiero destacar que el esfuerzo colectivo por esta
ciudad siempre ha dado resultado. Ha merecido, merece y merecerá la pena.
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