Hoy se cumplen siete años del cobarde atentado de Madrid. Un 11 de marzo que perdurará tristemente en la memoria de todos por la brutalidad y crueldad que mostraron contra indefensos ciudadanos unos asesinos sin conciencia.
Fue un día negro para todos nosotros: para las familias y amigos de las víctimas, para los madrileños, para el conjunto de la gente de bien. Un día de dolor, de incertidumbre, de llamadas telefónicas y miedo y rabia contenidas.
Casi 200 muertos y más de 1.500 heridos, algunos de ellos vecinos nuestros, son el lamentable saldo de esta acción criminal. Ninguno de nosotros podía imaginar, hasta ese momento, que unos desalmados fueran capaces de provocar tal barbarie.
Todas las victimas están hoy, igual que han estado siempre, presentes en nuestra memoria. No olvido. No olvidamos. No podemos olvidar. Y tampoco podemos perdonar la vileza de este acto que agredió directamente a nuestro corazón y nuestra conciencia.
Lo único que consiguieron con su intento de imponernos el terror fue unirnos más como personas, reafirmar nuestra firme convicción de que la violencia no es el camino, de que la destrucción no va a conseguir doblegar a quienes hemos elegido libremente la convivencia en paz.
Hoy, siete años después, podemos afirmar con rotundidad que no consiguieron su objetivo, que su presencia está camino de la extinción, que no tienen razón de ser y que el tiempo, que se agota para ellos, va a darnos la razón.
Me siento triste, sí, pero al mismo tiempo orgulloso de formar parte de esa gran familia en que nos hemos convertido los que estamos del lado de la vida, de los que repudiamos el fanatismo y no acatamos la intimidación.
Porque sabemos que en nuestro corazón y en nuestra memoria reside la razón. Un enorme abrazo a todos.
Fue un día negro para todos nosotros: para las familias y amigos de las víctimas, para los madrileños, para el conjunto de la gente de bien. Un día de dolor, de incertidumbre, de llamadas telefónicas y miedo y rabia contenidas.
Casi 200 muertos y más de 1.500 heridos, algunos de ellos vecinos nuestros, son el lamentable saldo de esta acción criminal. Ninguno de nosotros podía imaginar, hasta ese momento, que unos desalmados fueran capaces de provocar tal barbarie.
Todas las victimas están hoy, igual que han estado siempre, presentes en nuestra memoria. No olvido. No olvidamos. No podemos olvidar. Y tampoco podemos perdonar la vileza de este acto que agredió directamente a nuestro corazón y nuestra conciencia.
Lo único que consiguieron con su intento de imponernos el terror fue unirnos más como personas, reafirmar nuestra firme convicción de que la violencia no es el camino, de que la destrucción no va a conseguir doblegar a quienes hemos elegido libremente la convivencia en paz.
Hoy, siete años después, podemos afirmar con rotundidad que no consiguieron su objetivo, que su presencia está camino de la extinción, que no tienen razón de ser y que el tiempo, que se agota para ellos, va a darnos la razón.
Me siento triste, sí, pero al mismo tiempo orgulloso de formar parte de esa gran familia en que nos hemos convertido los que estamos del lado de la vida, de los que repudiamos el fanatismo y no acatamos la intimidación.
Porque sabemos que en nuestro corazón y en nuestra memoria reside la razón. Un enorme abrazo a todos.
Hola alcalde. Es verdad lo que dices de tener un recuerdo para las víctimas y para sus familias. Y es cierto que fue una baarbaridad, pero no podemos olvidar quien lo hizo. Fueron los de Alqaeda, que los del PP ya nos dieron la barrila muchos días con que si eran los de la ETA. Dejemos claro eso, fueron los islamicos radicales, que quede claro y que no se nos olvide, que aqui no se les menciona y eso solo le hace el juego a los que buscan tres pies al gato. Un abrazo a todas las victimas.
ResponderEliminarMucho animo a todas las victimas y familias, que por cada paso de los sin razon nos haga a nosotros dar un salto, que entre todos empujemos y les hagamos caer. NO OLVIDAMOS Y NO LOS OLVIDAMOS
ResponderEliminarCon lo dificil que es construir vida, ¿porqué algunos se empeñan en destruir?
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