“Como si eso sirviera para algo”. Así de escéptico se mostraba ayer un empleado con el que coincidí en la máquina del café. Estábamos hablando del tiempo, que es una locura, que ahora llueve, que luego hace un calor de espanto, que ando con un medio resfriado tres semanas, que… “Si es que nos estamos cargando el planeta”, me dice.
Y me dio por preguntarle, “entonces, ¿el sábado apagarás las luces de casa en la Hora del Planeta?”. Se volvió y me miró como si no me conociera. “Como si eso sirviera para algo. Además, estaré en casa de mis suegros”, me espetó, cogió su café y se fue. No me dio tiempo ni a asimilar la correlación entre el ahorro de energía y el convivir unas horas con los suegros ni a contestarle.
Pues claro que sirve para algo. No por el ahorro en sí, que también, si no para mostrar que somos conscientes de que hay que caminar hacia un modelo más sostenible. Parla es una de las casi 200 ciudades españolas que se han adherido a este acto mundial reivindicativo. Nosotros, por cuarto año, apagaremos entre 20.30 y 21.30 horas las luces de los edificios municipales, de las fuentes, de los parques… y animamos a los parleños que hagan lo propio en sus hogares.
Hay que concienciar. Saber que nuestro crecimiento debe de ser sostenible y por ello hemos apostado en Parla desde hace mucho tiempo. Nosotros impulsamos la implantación de un transporte limpio como el tranvía, hemos apoyado siempre el uso del transporte público y hemos aplicado planes de eficiencia energética. Estos son hechos y hechos coherentes con acciones como las de este sábado.
Este Ayuntamiento, por ejemplo, está trabajando para que se coloquen en edificios públicos placas solares fotovoltaicas. En el municipio hay casi 700 ya instaladas y esperamos que sean muchas más en breve. Es una energía limpia, sostenible y con futuro. Este Consistorio apoya planes de movilidad respetuosos con el medioambiente, como la construcción de carriles bici; o la recogida selectiva de residuos, que nos permite contaminar menos y reutilizar más.
Todas estas acciones que hemos puesto en marcha y otras que seguiremos implantando nos permiten sumarnos a iniciativas como la Hora del Planeta sin temor a que nos acusen de demagogos. Ahora bien, asumamos que el consumo energético es un problema al que debemos hacer frente. No seré yo el que saque el fantasma de la energía nuclear a debate. No es el momento. Pero sí que reclamo un debate sereno, abierto, transparente y moderno de nuestro sistema de producción energética. Sin prejuicios, pero sin minimizar riesgos ni costes. Eso es lo sensato. Como es sensato sumarse a La Hora del Planeta, en definitiva, la hora de todos.
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