martes, 5 de abril de 2011

Un adiós modélico

El sábado estaba dispuesto a iniciar la actividad de fin de semana (mucha en nuestra ciudad gracias a la participación de entidades y colectivos) cuando de repente el móvil se volvió histérico. José Luis Rodríguez Zapatero acababa de anunciar que no sería el candidato del PSOE en las elecciones de 2012. Muchos no esperaban un gesto tan valiente y Zapatero y aún menos después de que se filtrase en los medios de comunicación. Pero Zapatero, que siempre ha manejado con mano de seda los tiempos, dio el paso por el bien del partido, pero especialmente por el bien de España.


Su decisión nos permite a los socialistas, lejos de imposiciones dictatoriales, ordenar un proceso sucesorio democrático, respetando los plazos y dando opción a los candidatos a organizar una estrategia que ponga al partido en disposición de repetir triunfo en 2012. Pero su adiós modélico, además, evitará las tentaciones de muchos de mezclar discursos. Zapatero ha dejado claro que no repetirá. Por lo tanto nadie debería mezclar este tema con las municipales y autonómicas. La postura del presidente evitará eso. Los que tienen “el todo vale por un puñado de votos” como su máxima se han quedado sin argumentos.


Siendo todo ello relevante, me parece más importante la figura y el legado de Zapatero. Han sido, están siendo, dos legislaturas en las que las políticas sociales han recuperado peso en la acción de gobierno. Leyes como la de Dependencia, la del aborto, el matrimonio homosexual, la de Igualdad... suponen un avance jamás visto en la historia de este país. Pero una crisis económica mundial tan virulenta ha eclipsado parte de esos logros. Sin embargo, por mucho que alguno se empeñe, esta no es la "crisis de ZP". Lo que ha hecho Zapatero es tomar decisiones difíciles y duras para salir de esta situación. Decisiones duras y difíciles que persiguen proteger al país.


Ese es, precisamente, el otro éxito de Zapatero. Aun en el periodo más adverso, en el tiempo menos agradable, en la situación menos cómoda, el presidente del Gobierno decide agotar la legislatura, seguir tomando las decisiones que permitirán a España volver a la senda del crecimiento. Y todo ello asumiendo un coste personal. En su adiós, adelantado, es otro aspecto que hay que poner en valor.


"Y ahora, ¿qué?", me decían el sábado algunos vecinos y simpatizantes. Pues ahora hay que dejar de mirarse el ombligo. Ahora es momento de trabajar, de pensar en los ciudadanos, en sus problemas, en sus dificultades. Somos servidores públicos y, con nuestras ideas y valores, hay que saber reivindicar los éxitos de nuestra gestión y asumir los errores que queremos enmendar. Y solo los podremos enmendar ilusionando, aportando soluciones a los problemas que se nos presentan, proponiendo proyectos de futuro innovadores y generadores de riqueza. Esa es nuestra obligación y tenemos que cumplirla para estar a la altura. Como lo ha estado Zapatero.

3 comentarios:

  1. Simplemente quiero recuperar una cita de las que circulan por internet. Es la siguiente:
    Hay momentos en que cesar de ser ministro evidencia que se es digno de tal cargo. - Anónimo

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  2. Mini:
    Me uno al comentario de Iñaki: En España solo reconocemos la valía de las personas cuando dimiten, se jubilan o se mueren.
    Creo que Zapatero ha sido un buen presidente y un día se le reconocerá. Trajo leyes de tanta importancia y aperturismo como la que permite casarse a homosexuales, la que iguala a las parejas de hecho con los matrimonios, la del aborto, la ley antitabaco...
    Solo un fallo. No reconcer a tiempo que estabamos inmersos en una gran crisis. Tratar de minimizarlo no fue bueno.

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  3. No hay peor ciego que el que no quiere ver

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