Un día en las carreras

Soy un apasionado amante del cine y un agnóstico practicante de la actividad deportiva. Cada uno tenemos nuestros defectos. Sin embargo, animo a todos los jóvenes (y no tan jóvenes) a mantenerse en forma y, por ello, os invito a participar en la carrera solidaria que el próximo domingo tendrá lugar en Parla. En el Ayuntamiento creemos en el fomento de la práctica deportiva y, más, cuando viene de la mano de la solidaridad, en este caso para la reconstrucción de Haití. Por eso nos involucramos activamente en esta carrera que organiza el Hospital Infanta Cristina.

¿Y el cine qué tiene que ver con esto? Por partes, que todo llega. Antes quiero agradecer (tono irónico) públicamente el trabajo que la Comunidad de Madrid está realizando para que esta prueba sea un éxito. Es sensacional el comportamiento que ha mostrado el consejero Juan José Güemes, (más ironía) que ha comprometido su presencia lo que, sin duda, dará mayor relevancia mediática al acto. Es incomparable el despliegue que desde el gobierno regional se va a hacer: con un equipo médico de campaña y una ambulancia medicalizada para garantizar la salud de todos los participantes.

Es muy importante para Parla saber que estos medios están disponibles. Lástima que sólo sea flor de un día y que, aunque tenemos la base de las ambulancias en el Hospital de Parla, éstas tardan hasta media hora en muchas ocasiones en acudir cuando se las necesita en el municipio. Lástima, también, que el consejero no haya encontrado otro hueco en su agenda para recibirme, por mucho que lo hemos intentado, con el objetivo de hablar de las graves carencias sanitarias que padecemos en la ciudad.

¡Ah, sí, el cine! Como el domingo será un día de carreras, se me vino a la mente la deliciosa película de idéntico título y protagonizada por los hermanos Marx. Espero, aunque sólo sea por complacer al consejero, que este tipo de marxismo sí sea de su agrado.

De verdad que, aunque se nieguen con ímpetu, esas carencias existen. Y existen por mucho que alguno intente hacer como Groucho Marx (volvemos a lo de la pasión por el cine y a un día en las carreras) quien porfiaba en una de sus películas: “¿A quién va usted a creer?, ¿a mí, o a sus propios ojos?”.